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El síndrome del impostor y todas las mujeres en las que te has convertido

  • Foto del escritor: Just Be
    Just Be
  • 16 ago
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 18 ago


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Estás disociando, sumida en tus pensamientos haces una retrospección idílica. El pasado florecido lleno de ilusiones sobre el querer ser es como el árbol de higos de Sylvia Plath. ¿Cómo fue que llegaste hasta aquí? Parece borroso el proceso que hubo entre saber en lo que te querías convertir y estar a un paso de convertirte en, como si hubieras llegado aquí en un suspiro, mágicamente.


La confianza en la identidad que has construido flaquea, como si fueras una copia fragmentada de una versión original de ti misma. Te cuestionas si deberías estar en este lugar, tu voz se vuelve trémula, mejor dicho, te sientes una impostora dentro de un grupo de gente que aparentemente sabe lo que hace.


Mucho antes de que empezaras a cuestionarte de esta manera, quizá incluso antes de que nacieras, ya habían mujeres definiendo un término para este fenómeno. Las psicólogas estadounidenses Pauline Clance y Suzanne Imes fueron las primeras en llamarlo "fenómeno del impostor" en un paper que escribieron en 1978 para el diario "Psicoterapia: teoría, investigación y práctica". El siguiente es un fragmento del resumen del artículo titulado "El fenómeno del impostor en mujeres de alto rendimiento: dinámica e intervención terapéutica"[1]:

 

El término «fenómeno del impostor» se utiliza para designar una experiencia interna de falsedad intelectual que parece ser particularmente frecuente e intensa entre una muestra selecta de mujeres de alto rendimiento... A pesar de sus destacados logros académicos y profesionales, las mujeres que experimentan el fenómeno del impostor persisten en creer que en realidad no son inteligentes y que han engañado a cualquiera que piense lo contrario.

 

Clance reconoció en un artículo posterior [2] que el síndrome del impostor no solo afecta a las mujeres, sino también a otros géneros. Existe una extensa lista que incluye personas ganadoras de premios Nobel, actores y actrices, escritores/as, atletas, científicos/as y, en general, personas consideradas exitosas que han afirmado al menos una vez sentirse como impostoras. A pesar de esto, hay estudios por género que muestran una mayor incidencia en mujeres [3], esta tendencia podría variar según el contexto profesional y la ubicación geográfica


No obstante, es curioso que este concepto de impostor fue acuñado por primera vez por mujeres pensando en mujeres. Por ejemplo, el «efecto Matilda» [4] es un fenómeno que describe el desconocimiento de los logros científicos de las mujeres, llamado así en honor a la socióloga Matilda Gage.


Ahora, imaginemos que eres Rosalind Franklin, una científica experimental del siglo XX que acaba de descubrir la estructura real del ADN gracias a tu determinación y a una fotografía de rayos X que revelaste. Entonces, dos hombres se llevan todo el mérito por tu trabajo y ganan el Premio Nobel. ¿Cómo te sentirías dentro de ese laboratorio? ¿Y si, tras el descubrimiento, empiezas a creer que solo fue suerte? O que solo estabas ejecutando órdenes de tus compañeros de investigación, tratando de encontrar las bases para ese resultado.


El Instituto Rosalind Franklin declaró lo siguiente en un post sobre su vida y trabajo [5]:

«Decidida desde muy joven a seguir una carrera intelectual, Franklin destacaba en la mayoría de las materias (excepto en música) y era una estudiante con un rendimiento excepcional que ganó numerosos premios, pero, como muchas jóvenes, a menudo carecía de confianza en sus propias capacidades y sentía especial aprensión por los exámenes».

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Incluso Rosalind Franklin se sentía insegura sobre sus conocimientos. Lo que no sabemos será infinitamente más amplio que las pocas cosas que llegamos a conocer en el punto que representa nuestra vida dentro del plano interminable de la existencia. Sin embargo, el síndrome del impostor es traicionero cuando la confianza comienza a tambalearse (o al menos la que proyectamos). Somos lo que comunicamos: los seres humanos dependemos de las interacciones humanas, que son la base de nuestra vida.


Si carecemos de confianza en nosotras mismas, no podremos comunicar nuestras ideas. Puede que estés decidida a hacerlo y que tengas una idea innovadora, pero si no te sientes segura, ¿cómo pueden los demás estar seguros de lo que estás defendiendo?


Llámalo síndrome del impostor, inseguridad o dudar de ti misma, las experiencias pasadas pueden desencadenarlo. Sufrir violencia de género y simbólica [6] puede llevarte a creerlo.

 

Desafortunadamente, no tengo la cura para que dejemos de sentirnos como impostoras y podamos creer de inmediato en nosotras mismas; considero que seguir vivo implica deconstruirse constantemente para forjar la conciencia. Pero precisamente, ser consciente parece ser tu superpoder en este asunto.


Aceptar la libertad de pensamiento y que el conocimiento no tiene fin podría ser clave para desarrollar una mentalidad de no-impostora. Cuando percibimos los errores y los fracasos como resultados que eventualmente moldean nuestro conocimiento, entonces no sentiríamos que estamos fingiendo, sino más bien que estamos en el descubrimiento de lo desconocido.


No ovides quién eres, piensa en tus orígenes, en tus sueños y en el compromiso que tienes con tu comunidad. ¿A quiénes representas? ¿Cómo empezaste?


Cuando ves tus esfuerzos actuales como la consecuencia de otros esfuerzos, te das cuenta de lo valiosos que son, al igual que los esfuerzos de los demás. Entonces, si un conjunto de esfuerzos de diversos contextos hace que la creación sea algo maravilloso, ¿por qué serías un impostor?


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Referencias

[1] Editors of Merriam-Webster, “What is Impostor Syndrome?,” Merriam-Webster. Apr. 29, 2020. [Online]. Available: https://www.merriam-webster.com/wordplay/what-is-impostor-syndrome


[2] J. Langford and P. R. Clance, “The imposter phenomenon: Recent research findings regarding dynamics, personality and family patterns and their implications for treatment.,” Psychotherapy, vol. 30, no. 3, pp. 495–501, Jan. 1993, doi: 10.1037/0033-3204.30.3.495.


[3] P. C. Price, B. Holcomb, and M. B. Payne, “Gender differences in impostor phenomenon: A meta-analytic review,” Current Research in Behavioral Sciences, vol. 7, p. 100155, Jan. 2024, doi: 10.1016/j.crbeha.2024.100155.


[4] R. M. Gorden, “Women* in Science: the Matilda Effect,” University of Klagenfurt, Mar. 07, 2025. Available: https://www.aau.at/en/blog/women-in-science-the-matilda-effect


[5] Rosalind Franklin Institute, “Rosalind Franklin’s Life - Rosalind Franklin Institute,” Rosalind Franklin Institute, Mar. 12, 2025. Available: https://www.rfi.ac.uk/discover-learn/rosalind-franklins-life


[6] United Nations ESCWA, "Glossary: Symbolic Violence,"United Nations Economic and Social Commission for Western Asia, 2022. Available: https://www.unescwa.org/sd-glossary/symbolic-violence


Enlaces que podrían ser útiles:




 
 
 

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